lunes, septiembre 06, 2010

“Existencia y perduración en el Popol-vuh”

Comentario de Adolfo Méndez Vides




El filósofo guatemalteco José Mata Gavidia dedicó su vida a la docencia en la Universidad de San Carlos de Guatemala e instituciones privadas, recordado por su notable conocimiento de la filosofía griega, traductor de Platón y de Anaximandro, así como latinista dedicado a analizar la obra de Rafael Landívar, y los estudios filosóficos que albergó su Universidad en el siglo XVIII, según las fuentes latinas originales. Y como era de esperarse, también fue seducido en sus albores por el Popol-Vuh, obra a la que dedicó su tesis de grado en Filosofía, publicada en 1950 por la Imprenta Universitaria en los años de la Revolución guatemalteca, en su colección Pensamiento indígena de Guatemala: Existencia y perduración en el Popol-Vuh. Obra emblemática, en cuanto el autor logra rescatar del libro sagrado de los maya-quichés una aproximación al pensamiento precolombino.

El autor aclara desde la introducción de su obra, que el Popol-Vuh no es un libro de filosofía ni contiene directamente planteamientos sistemáticos al respecto, pero sin embargo es factible vivir y sentir un “algo de filosofía” en medio del relato mítico.

La interpretación de Mata Gavidia del texto sagrado de los mayas-quichés nos enfrenta a una cosmovisión de espacio no “animado”, donde se define como “existencia” la vida. En el momento que surge la vida aparece el tiempo (movimiento, acción, duración…), luego el cosmos se encontraba estático, hasta que concurre la pulsión divina que estableció la vida. A este respecto traemos a colación las investigaciones de Ortega y Gasset en su obra En torno a Galileo, en donde nos recuerda que la vida está ligada al tiempo: “La vida es tiempo —como ya no hizo ver Dilhey y hoy nos reitera Heidegger—, y no tiempo cósmico imaginario y porque imaginario infinito, sino tiempo limitado, tiempo que se acaba, que es el verdadero tiempo, el tiempo irreparable. Por eso el hombre tiene edad” (pág 393, OC, T6) Ortega elabora una tabla de edades de la vida del hombre, y habla de creencias y como ello influye en las diferentes etapas de la humanidad. Lo cual resulta congruente con el pensamiento antiguo de los maya-quichés, rescatado por Mata Gavidia, aunque nunca mencione al pensador español.

El planteamiento aprehendido en el Popol-Vuh del sabio guatemalteco es que el cosmos deviene de un “caos estático e inanimado”, en cuya ordenación se alcanzó la perfección con el aparecimiento de la vida que es tiempo, traducido en historia y drama donde la preocupación del hombre es perdurar, porque los dioses quieren ser recordados, y los hombres sufren de la misma urgencia. El autor hace referencia a que el prodigioso calendario maya es ejemplo de cómo el tiempo era motivo de observación, en línea con el sentido cíclico y sus efectos recurrentes en el cosmos, lo que da lugar a una “estructuración necesaria para el presente”. Y elige de la traducción del Popol-Vuh Adrián Recinos la siguiente referencia: “todo estaba en suspenso, todo en calma, en silencio; todo inmóvil, callado, y vacía la extensión del cielo”. Luego había lugar, y cosas, pero sin movimiento ni ruido, porque no había aparecido el tiempo, como soplo de vida.

Mata Gavidia descubre en el Popol-Vuh la vida como “co-existencia”, porque hasta los seres humanos no funcionan sino colectivamente, como una comunidad. Observa que muy rara vez en el texto se utiliza el singular, sino el plural y la mención de las especies. No aplica como en la cultura occidental la idea de la pareja formadora, sino la creación es siempre colectiva, sujeta a la evolución en el tiempo, lo que vemos particularmente en el mito de la creación de la especie humana, por etapas, donde se evidencia el error de los dioses, que en el tiempo van experimentando. Los mismos dioses son varios, confirmándose el sentido de comunidad, en línea con una de las interpretaciones que traduce el título como Libro comunal de los quichés. No hay individualidades sino coexistentes, y referidos a un “en”, que determina lugar, como ubicación en la tierra, en el cosmos.

El sentido de la existencia en el Popol-Vuh se plantea como “vida”, y relativo a la acción de los humanos vinculados a la divinidad, determinándose que “el hombre sólo podía vincularse con lo divino mediante la palabra”, es así como surge el lenguaje. La coexistencia de los humanos implica un “para”, un ser para la comunidad y para lo divino. Los dioses falibles deliberan en la oscuridad, de lo cual hace surgir la claridad. La luz deviene de la meditación y reflexión. Lo cual indica que en la medida que los seres humanos realizan el mismo esfuerzo, encuentran la luz en la resolución de las necesidades comunitarias. Y la vida entre los humanos no se entiende como individual ni inconexa, sino entretejida, donde la armonía se origina en la satisfacción de la finalidad del conjunto. Lo que implica un pensamiento metafísico y ético en la cultura maya, firmemente planteado en el relato del mito.

2 comentarios:

  1. Buen énfasis de algunas temáticas abordadas. Interesante el dato de que en esta obra estamos ante otra tesis de grado en filosofía, aunque esta vez de licenciatura... Arrevesados quienes ahora, "nel mezzo del cammin di nostra vita", buscamos el horizonte del pensamiento de/desde/para/con/por lo propio...

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  2. Aun cuando Mata Gavidia aclara que el Popol-Vuh no es un libro de filosofía. En el primer capitulo expone muchas razones para hacernos ver que en el Popol vuh, "se esta ya no extramuros sino intramuros de la filosofía.” Aun que no afirma que sea una filosofía como la occidental, nos conduce a considera al Popol Vuh como cercano a la filosofía.
    Estoy de acuerdo que hay muchas cuestiones filosóficas en el Popol Vuh como el ser, existir, pervivir, etc.
    En cuanto "el hombre sólo podía vincularse con lo divino mediante la palabra”,yo creo que es una deducción pues los dioses querían que los llamaran que los recordaran, que los mantuvieran, sin embargo si tomamos a la palabra como la manera de perduración que el hombre hace de sus dioses. Creo que la deducción es correcta ya que existe gran cantidad de glifos (la palabra escrita)en la pirámides, en las estelas, vasos ceremoniales, pinturas , etc. y en los pocos códices que se salvaron de ser quemados, y también en la palabra trasmitida oralmente.

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