lunes, agosto 19, 2013

Lugar del idioma

Allan Hernández

Con respecto al lugar que el idioma ocupa en los textos que forman parte de (o que se elaboran en torno a) el pensamiento maya originario, podemos empezar a elaborar, ya que pareciera que éste es de central importancia. El maya’tz’iib’ aparece reiteradamente en el texto “Historia Mayab’, Cosmocimientos y Prácticas Antiguas”, como algo más que la pura escritura. “…con la imposición del idioma y de la escritura extranjera, nos fue impuesto el concepto de escribir palabras con un alfabeto” (Pág. 60); y no únicamente porque “el maya’ tz’iib’… no solamente se refiere a escribir, como se entiende hoy en día, también implica pintar, tallar, grabar.” (Pág. 60), sino porque “esos símbolos… más que ideas, nos muestran la forma de concebir el mundo maya desde su inicio hasta la actualidad.” (Pág. 87).

Pareciera que más allá de la descripción, existe un conocimiento explícito por parte del sujeto maya, con respecto a la idea muy presente en la filosofía contemporánea, según la cual el lenguaje determina el mundo en el cual vivimos; entendiendo mundo heideggerianamente como una red de sentido (Ser y tiempo, 1927).  Recordemos, por ejemplo, como en el inicio del “Popol Vuj” (Colop, S. 2011) se habla de este libro como un instrumento de claridad, que busca disipar la oscuridad de los tiempos nuevos, en los cuales la perduración (Término de Mata Gavidia, 1950) de la cultura K’iche’ estaba en peligro a causa de la invasión española a tierras mayas. “Aquí estableceremos la palabra antigua…” (Pág. 1) “…cuando lo narraron todo, junto con lo que hicieron en la claridad de la existencia, claridad de la palabra. Esto lo escribiremos ya dentro de la prédica de dios, en el cristianismo. Vamos a sacarlo a la luz porque ya no hay donde ver el Popol Vuj, instrumento de claridad venido de la orilla del mar donde se cuenta nuestra oscuridad, instrumento de claridad sobre el origen de la vida, como se le dice” (Pág. 2).

Lo interesante es que si bien la contemporaneidad occidental (al menos buena parte de ella) ha reconocido el lenguaje como el instrumento a partir del cual somos capaces de reconocer el sentido de las cosas que se nos presentan; es decir, su ser; este saber pareciera estar presente, y explícitamente presente, en la cultura maya desde hace mucho tiempo atrás. La cultura europea ha realizado en el último siglo, que las cosas no tienen en sí mismas un saber que nos es transmitido desde ellas mismas de una forma metafísica hacía nuestras conciencias, de una manera inequívoca, eterna y universal. En cambio, el modo en el cual las cosas “se nos da a conocer”, es a través de la estructura lingüística en la que nos encontramos inmersos; dependiendo del lenguaje en el cual hemos vivido y hemos aprendido a pensar, se nos revelan unos u otros aspectos de las cosas; el ser de las mismas cambia a través del tiempo debido a los cambios en el lenguaje mismo; cambio que es a su vez una torsión en el ser humano histórico; por eso podemos hablar por ejemplo de una historia de las ciencias, historia del conocimiento, o incluso una historia del ser… las ideas no son ni eternas ni perfectas.

No obstante el pensamiento occidental no había sido capaz de darse cuenta de esto, y más bien había tachado de errónea cualquier concepción del mundo que se alejase de la propia, cultural, geográfica e históricamente hablando. Su comprensión del mundo fue hasta hace pocos decenios pre-reflexiva (y en buena parte lo sigue siendo, incluso entre los pensadores “profesionales”). Sin embargo, según parecieran señalar los textos que hemos revisado en nuestro curso, existe un conocimiento maya al respecto. “todo hecho tiene un concepto atrás” (Pág. 50) se señala en cosmocimientos. “…todo elemento de nuestra cultura, los cosmocimientos y prácticas mayas… tiene vida, tiene madre padre y/o rajawal, necesita sustento y/o alimento, es k’uh i loq’ y tiene un lenguaje.” (Pág. 55) A través de este sistema simbólico, de este lenguaje, se menciona que “lo que nuestros ancestros comprendieron fueron las normas y valores para interactuar entre todos los seres del cosmos.” (Pág. 57)

Y pareciera que quienes escribieron el “Popol Vuj” tal como lo conocemos, habían comprendido a su vez que con la pérdida de sus palabras, de sus sentidos, de sus significantes y sus significados, lo que podía perderse eran ellos mismo como sujetos históricos, junto con su mundo.

4 comentarios:

  1. Allan me parece que tenés razón en cuanto afirmás que el lenguaje es constitutivo de nuestra forma de ver el mundo, de interpretarlo y de pensarnos a nosotros mismos; de tal modo, que nos condiciona, mas no me atrevería a afirmar que nos determina. El lenguaje en sus distintas formas, pero de manera especial el verbal o “sustantival” (en lenguaje letrado), nos hace concebir el mundo y nos revela hacia ese mundo de manera peculiar.

    Por eso al escudriñar y analizar los textos mayas se debe realizar con la delicadeza, con temor y temblor. Debemos ser conscientes que nos encontramos ante un mundo diferentes de signos y significados. El idioma castellano nos limita, nuestra cultura occidentalizada nos cierra algunas veredas para la interpretación precisa. Por tal motivo, no es legítimo querer forzar los textos para que encasen con nuestras formas mentales. Sino, que se hace perentorio estudiar dichos textos, con la ayuda de las ciencias (historia, arqueología, literatura, filología, sociología…), para lograr un interpretación mas cercana a lo que ha querido en el original. Sin embargo, habrá que afirmar también que nuestro propio idioma, nuestra propia cultura abre también otras luces en esos mismos textos, así como ellos (los escritos mayas) abren ventanas en nuestras mentes estrechas.

    Y como has dicho, el lenguaje es mudable, es dinámico, así como la misma cultura. Y aunque los lenguajes, cosmovisiones, formas de pensarnos, difieren de época en época, y de lugar geográfico, también existen muchos puntos en común y otros que se complementan. Inferimos, por tanto, que existe una pluralidad de entender, situarse y encargarse del mundo, y que estas diversas formas no necesariamente se contradicen o excluyen.

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  4. Concuerdo con vos del lugar toral que ocupa el lenguaje (voy a preferir este término sobre idioma pues el lenguaje hace referencia a la capacidad de producir significados y sentidos, en tanto que idioma generalmente se le entiende como el sistema de comunicación exclusivo de un pueblo o comunidad) para aprehender la realidad y de vuelta relacionarnos con ella. De esa cuenta es que los procesos europeos de invasión y colonización han buscado suplantar las lenguas de los vencidos por las suyas propias porque eso les permite imponer formas de ver y entender el mundo favorables a sus intereses -léase perpetuar la subyugación del otro.

    También comparto que el Popol Wuj –a lo cual agregaría los títulos de tierra y demás escritos mayas en la época colonial española- es un texto de perduración colectiva. Es un decir de aquí estamos presentes, no nos olviden, no nos pierdan como deja ver el último párrafo del mencionado libro, no sin cierto dejo de nostalgia: “Esto es, entonces, la esencia de los k’iche’es porque ya no hay dónde verla. Antes había [un libro], antiguamente [escrito] por los señores, pero ha desaparecido. Así, pues, se completa todo lo relacionado al K’iche’ que ahora se llama Santa Cruz”. Hay consciencia de la importancia de la memoria para seguir existiendo como pueblo. Que llevado al plano personal pareciera estar a tono con la célebre frase de Goethe “El que no sabe llevar su contabilidad en un espacio de tres mil años, se queda como un ignorante en la oscuridad y solo vive al día”.

    Finalmente, un comentario a la opinión de Omar: comparto que el idioma castellano nos limita y que nuestra cultura occidentalizada cierra veredas para asir el pensamiento maya. No obstante, hay que matizar eso de cultura occidentalizada pues es en cierta forma todos los habitantes de Guatemala, incluidos los y las mayas, hemos sido socializados en un entorno “occidental” –periférico si se quiere precisar, pero occidental-moderno al fin y al cabo-, un entorno donde Europa es el canon. Y por eso el pensamiento maya actual no puede ser ajeno a occidente. Por otro lado, es igualmente cierto que la población ladina en sus prácticas y lenguajes guarda nociones mayas –desde la gastronomía pasando por prácticas agrícolas que son las mismas en campesinos mayas y ladinos hasta términos cotidianos como ixto e ixta- de tal forma que no resulta absoluta y mucho menos tajante la separación entre epistemes maya y ladina, así como las categorías empleadas para el análisis de la realidad, que nos atraviesan incluso a los que nos denominamos estudiosos de la filosofía.

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