lunes, diciembre 02, 2013

Siguiendo con la idoneidad de la categoría “sagrado”…

En el texto breve anterior deje planteado algunas preguntas que, a juicio personal, descubren la no idoneidad de la categoría “sagrado” en un contexto donde la realidad es indivisa y por consiguiente insubsistente la separación del mundo en dos planos: sagrado y profano.[1] La no idoneidad es evidente si reparamos en que las categorías mencionadas se presuponen de manera antinómica[2], siendo, por tanto, imposible la existencia de una dimensión “sagrada” sin una contraparte “profana”. De ahí que sea un oxímoron plantear toda la realidad y los entes que forman parte de ella como “sagrados”.

A esta lógica productora de sentido Boaventura de Sousa le llama razón metonímica. Esta plantea una serie de dicotomías que comprenden un determinado aspecto de la realidad y en las cuales uno de sus elementos es superior al otro (desarrollo/atraso; hombre/mujer; superior/inferior; ladino/indio…).
Es parte de la racionalidad eurocéntrica que invisibiliza otras formas de entender y, en consecuencia, estar en el mundo.[3]

Como resultado, aceptar acríticamente la categoría sagrado –no digo que este sea el caso expreso de los autores que hemos leído- nos impediría, por su centralidad, valorar en su justa dimensión el sistema de pensamiento maya, y otros pensares no occidentales, limitando nuestro aprendizaje de éticas/epistemes que posiblemente contengan respuestas para humanizar nuestras vidas y sociedades.

Este no es el único problema que plantea la categoría sagrado. Uno de ellos es la valoración de “primitivo”, “animista”, “ritualista”, “mágico”… en suma “irracional” que se hace de los pueblos que conciben de esta manera el mundo. Ello porque se les contrapone a las sociedades modernas, “racionales”, que en teoría son “secularizadas”, y por tanto “profanas”/ “desacralizadas”, donde lo “sagrado” está reservado a cierta clase de (pocos) objetos y lugares (como las iglesias), los cuales son parte exclusiva de la esfera privada.[4]

Esto ha sido observado por Xol (2008:51) quién en alusión a los códices mayas prefiere hablar de K’uh Hu’un con tal de “…no seguir con lo de libros sagrados, sino nos tacharían de ‘religiosos’ o en el peor de los casos, ‘espiritistas’”.

Pienso que resulta peligroso políticamente el uso de la categoría sagrado, pues inferioriza a la población maya al excluirla del ejercicio de la “razón”, la cualidad inherente de la “civilización”. De esa manera se puede seguir justificando la negación de los derechos fundamentales.[5]

Si la categoría “sagrado” no es la apropiada, ¿cuál es la propuesta? Brechas las hallamos en los mismos autores leídos en clase. En ellos encontramos el término sagrado asociado a la vivencia de una comunidad cósmica que tiene la particularidad de que todos sus integrantes están vivos y, por tanto, son merecedores de respeto y estima.

Por espacio solo cito a Xol (2008) y Lenkersdorf (2008). El primero nos ofrece otras traducciones del término loq’ diferentes a “sagrado”. Por ejemplo, indica que en K’iche’, “kuloq’aj refiere a una acción que significa: le muestra respeto, lo adora, lo aprecia, lo valora”. También, nos dice que el término Q’eqchi’ loq’onink “podría traducirse como valorar, mostrar respeto, reverenciar” (p.38).

Tales términos me parecen más apropiados porque no se quedan en un plano “moralista” ni “ritualista”, sino que refieren a una ética de vida que se hace praxis. En esa línea, Lenkersdorf (p.170) nos dice que todos los integrantes de la familia cósmica “…somos sujetos y como tales corresponsables de los demás sujetos”. En suma, el citado autor nos habla de una ética intersubjetiva, de una comprensión intersubjetiva de la vida. Podríamos decir de una ontología plana, donde todos somos sujetos iguales en dignidad, más no homogéneos, como dice Lenkersdorf (p.171-172) “no todos los corazones son iguales… las funciones son distintas y requieren de los hombres respuestas diferentes por su corresponsabilidad de respetarlos”.

Me parece muy aclarativo que Lenkersdorf plantee lo profano no como una esfera determinada sino como una actitud. En sus palabras “falta de respeto, que puede manifestarse de muchas maneras. Por ejemplo, donde no se vive comunidad, donde no se respeta a Nuestra Madre Tierra, donde se trata con desprecio a los ancianos, mujeres y hombres”.

Con eso tengo claro que más allá de la antinomia profano/sagrado, de lo que nos habla el pensamiento Maya es de una lógica de profundo respeto a todos los seres con los que co-habitamos el mundo. Un respeto fundando en la comprensión de que todos estamos interrelacionados y compartimos un mundo concreto. No un mundo trascendente en las alturas.


Bibliografía

Aj Xol Ch'ok, H. (2008). Historia Mayab'. Capítulo: Mayer Maya' Nawom B'aanuhom. "Cosmocimientos y Prácticas Mayas Antiguas". Guatemala: Asociación Maya Uk'ux B'e.
Barfield, T. (Ed.). (2007). Diccionario de Antropología (Segunda ed.). México, D.F.: Siglo XXI.
Eliade, M. (1981). Lo sagrado y lo profano (Cuarta ed.). Madrid: Guadarrama. Omega.
Jiménez, A., & Aj Xol Ch'ok, H. (2011). Winaq: Kynaab'il/Kyna'b'il Qxe'chil Fundamentos del Pensamiento Maya. Guatemala: Universidad Rafael Landívar.
Lenkersdorf, C. (2008). Los hombres verdaderos. Voces y testimonios Tojolabales. México, D.F.: Siglo XXI.




[1] Este punto es claro en Xol (2008:38). Él indica que “la ciencia u otras culturas diferentes a las indígenas no tienen esta concepción [de que todo es sagrado], solamente adhieren lo sagrado a ciertas cosas y elementos, pero para nosotros los pueblos mayas no. Por ejemplo: la noche es sagrada, las serpientes, la enfermedad, las nubes, la sangre, los arroyos, las piedras, las estrellas, todo es sagrado”.
[2] Véase la cita a Barfield (2007) del anterior texto breve.
[3] Ante ello Boaventura propone la sociología de las ausencias para mostrar que lo que no existe es producido activamente como no existente, como una alternativa no creíble, descartable para la pensamiento hegemónico.
[4] Ya en 1964 Eliade (1981) planteaba con claridad: “la desaparición de las ‘religiones’ no implica en modo alguno la desaparición de la ‘religiosidad’… lo «profano» no es sino una nueva manifestación de la misma estructura constitutiva del hombre que, antes, se manifestaba con expresiones «sagradas».
[5] Hay que preguntarse a quiénes les conviene que lo maya sea presentado de manera “sacra”. Quienes ganan con una representación romántica y anquilosada de lo maya basada en la repetición de discursos reproductores de colonialidad.

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